martes, 8 de mayo de 2007

Llamada telefónica

-Señor Metalsaurio?
-Sí, soy yo. ¿Qué desea?
-Le llamo en representación de la empresa que va a explotarle.
-Ah, bien. Dígame.
-Quería confirmarle que va a trabajar como un hijo de puta, a cambio de un sueldo irrisorio.
-Vaya. Yo estaba encantado de la idea de cobrar un sueldo de pena. ¿Y no pueden rebajar el sueldo un poco más? Hasta hacerlo de pena.
-Es imposible; lo hemos estudiado, pero es imposible.
-...Bueno, lo entiendo. Pero estoy seguro de que, al menos, podrán hacerme trabajar un mínimo de 23 horas, ¿verdad?
-Sí, eso sí. Como le decía, esta empresa goza de grandes beneficios sociales.
-Menos mal.

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