miércoles, 21 de septiembre de 2011

Fénix

Se cubrió el bosque con la capucha roja del otoño y con las primeras vetas de frescor para recibir a los montañeros y a las furtivas setas de la temporada. Entre los brazos de luz que colgaban de los árboles, las hojas bogaban tranquilas camino del suelo, y una niña preguntaba a su abuelo:

-¿Por qué caen las hojas?

Con una sonrisa, volvió su cabeza hacia la pequeña y respondió “para levantarse de nuevo”.

A su lado, un remolino de hojas se alzaba conformando una figura de rasgos humanos y espalda alada, y un árbol caído se erguía y, con voz de bosque, apuntaba “para levantarnos de nuevo”.


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