Trabajamos duro en Moscú y en Kiev. Casi nos dejamos el pellejo en Bucarest y Belgrado. En países olvidados perdimos amigos cuyos nombres, los que todavía conservamos salud física y mental, recordaremos para siempre.
Para compensar tanto esfuerzo, tanta pena, decidieron darnos una alegría y, a modo de premio, nos subieron a un furgón militar para, tras kilómetros y kilómetros de viaje, dar con una inmensa nave, en cuyas puertas se podían ver, pintados en blanco, un uno y un ocho.
1947, Roswell, Área 51, OVNI’s, Proyecto Mogul…demasiados datos poco claros sobre los que esa noche iban a darnos respuesta. Conteníamos la respiración, apenas nos mirábamos. Simplemente seguíamos a nuestro guía a lo largo del pasillo central: allá, al fondo, sobre una tarima de madera, una sobria manta blanca parecía ocultar un cuerpo.
Segundos más tarde, el comandante, puso un pie sobre la tarima, tiró de la manta y una visión, casi de otro mundo, inundó nuestras retinas.
-¡Mirad!
Y efectivamente, había un cuerpo.
-¡Mirad, es Elvis!
Y, Elvis, puesto en pie y sólo para nosotros cantó de nuevo su Only you.
Para compensar tanto esfuerzo, tanta pena, decidieron darnos una alegría y, a modo de premio, nos subieron a un furgón militar para, tras kilómetros y kilómetros de viaje, dar con una inmensa nave, en cuyas puertas se podían ver, pintados en blanco, un uno y un ocho.
1947, Roswell, Área 51, OVNI’s, Proyecto Mogul…demasiados datos poco claros sobre los que esa noche iban a darnos respuesta. Conteníamos la respiración, apenas nos mirábamos. Simplemente seguíamos a nuestro guía a lo largo del pasillo central: allá, al fondo, sobre una tarima de madera, una sobria manta blanca parecía ocultar un cuerpo.
Segundos más tarde, el comandante, puso un pie sobre la tarima, tiró de la manta y una visión, casi de otro mundo, inundó nuestras retinas.
-¡Mirad!
Y efectivamente, había un cuerpo.
-¡Mirad, es Elvis!
Y, Elvis, puesto en pie y sólo para nosotros cantó de nuevo su Only you.